La injusticia alimentaria es un problema mundial. 870 millones de personas pasan hambre en el mundo entero. En
los países ricos se tira mucha comida que todavía está en condiciones de ser
consumida, mientras que en los países pobres , mucha gente muere de hambre.
Nosotros hemos comparado la
situación en dos países: Bolivia y España.
Una familia española tira a la
basura 400 kg de alimentos cada año. Esto pasa porque compran más comida de la
que necesitan. Por otra parte, los agricultores y distribuidores rechazan y tiran
todos los alimentos que no tienen buen aspecto antes de ponerlos a la venta,
cuando son perfectamente comestibles.
En cambio en los países pobres
como Bolivia hay una gran parte de la población que no está bien alimentada.
Esto ocurre porque se ha perdido muchos cultivos tradicionales y la gente come pocas
variedades. Gran parte de los cereales que producen los venden a la industria de
combustible o para consumo animal, y no producen para consumo humano.
Además, todo apunta a que la
gente rica tiene una dieta distinta, más variada y de mejor calidad que la mayoría
de la gente. Esto es muy injusto y habría que encontrar soluciones.
Por ejemplo, nosotros podríamos
intentar comprar la comida que necesitamos, y no más, ya que luego tenemos que
tirarla porque se estropea antes de poder consumirla, podríamos aprovechar las
sobras para hacer recetas muy sabrosas, como el pan duro para hacer puding,
migas…, los restos de asado para hacer croquetas o empanadillas.
Los gobiernos de los países ricos
también deberían colaborar, tal vez los que más, ya que podrían favorecer que
la comida que sobra se pudiera distribuir entre la gente necesitada del propio
país, o incluso mandarlo como ayuda humanitaria a los países pobres.
Nosotros estuvimos en el Festival
Internacional de Cine de Medio Ambiente, en Barcelona. Allí proyectaron un
documental de Humberto Ríos, profesor, científico y activista de Costa Rica que
creó una historia con canciones para conocer la diversidad rural. En el
documental vimos que la agricultura industrial había hecho mucho daño a la
gente al transformar su alimentación. Él promovió en Cuba el retorno a la
diversidad de cultivos, adaptando la sabiduría popular de los viejos
agricultores, que sabían cómo rentabilizar al máximo sus cultivos sin utilizar
elementos químicos, adaptando técnicas, sistemas de rotación y seleccionando
semillas de muchas variedades autóctonas que habían dejado de cultivarse porque
el mercado internacional no lo requería. Esto ha permitido enriquecer muchísimo
la dieta de gran parte de los pequeños agricultores y logrado su
autoabastecimiento. Es una manera de luchar contra la injusticia alimentaria.
Os anotamos el enlace a este
interesante documental de Humberto Ríos:
Aquí estàvem fent l'article entre tots.